martes, 31 de julio de 2007

Leyendo también se aprende

Esta semana terminó la 12° Feria Internacional del Libro en Lima. Me di una vuelta para ver si había libros sobre danza que valieran la pena, y la verdad no encontré mucho.

Lo más interesante fue el libro “Historia de la danza” (en Perú) escrito por el arqueólogo y antropólogo, Francisco Iriarte Brenner. Ese día recién enteré que días atrás el autor había presentado el libro en la feria y que luego hubo un espectáculo del Ballet Nacional, además de danza contemporánea a cargo de Gina Natteri y sevillanas bajo la dirección de Lourdes Carlín. ¡Cómo me hubiera gustado estar! Lamentablemente este tipo de eventos no tienen mucha difusión en los medios de comunicación.

Ya de regreso en casa y un poco decepcionada, pero con ganas de leer un buen libro sobre danza, me propuse buscar en Internet y esto fue lo que encontré:

  • Historia del ballet y de la danza moderna (de Ana Abad Carles)
    Un conciso pero completo recorrido cronológico en el que, sin olvidar en ningún momento evoluciones técnicas, obras escénicas e intérpretes, se dedica especial atención a los creadores de ayer y hoy.


  • The Ballet Companion: A Dancer’s Guide to the Technique, Traditions and Joys of Ballet (De Elisa Gaynor Minden)
    Uno de los libros de referencia sobre ballet más completos. Cómo hincarse en el ballet, recomendaciones de seguridad a la hora de ejercitarnos, nutrición, prevención de lesiones, ejercicios en casa, secretos técnicos de bailarines profesionales, glosario y un poco de historia sobre el ballet.



  • The Ballet Book (de Darcy Russell)
    Escrito por la bailarina principal del Royal Ballet de Londres, este libro es perfecto para quienes se estén iniciando en el ballet o para bailarines más avanzados. Con ilustraciones explicativas.


  • The Pointe Book – Shoes, Training and Technique (de Sarah Schlesinger y Janice Barringer)
    Información útil sobre cómo probarnos, preparar y darle mantenimiento a nuestras zapatillas de punta; además de otra interesante información relacionada.

    Porque leer es también una buena manera de aprender. ¡Provecho!

sábado, 28 de julio de 2007

Gay o no gay

Se dice por ahí que bailarín hombre es gay. ¿Qué hay detrás de esto? ¿Es en absoluto falsa esta afirmación?

Revisando algunas páginas web y de mi experiencia personal esto fue lo que encontré:

Prejuicio machista

Este es un prejuicio que se manifiesta más en las sociedades machistas, como la latinoamericana, de donde provengo. Este prejuicio crece debido al desconocimiento que existe en torno al ballet.

El ballet se reduce a algo delicado que no tiene punto de comparación con ningún deporte. Además, se le asocia inmediatamente con tutús, el color rosado y las zapatillas de punta (todos ellos implementos de una bailarina).

Pero ello no fue siempre así. En sus inicios solo los hombres practicaban ballet (y nadie los veía como afeminados).

Muchos bailarines gay

Pero por otro lado, los mejores bailarines o coreógrafos han sido homosexuales o bisexuales: Nureyev, Nijinksi, Diaghilev. Pero también existen otros que no lo son como Balanchine y Barishnikov.

En líneas generales existe una mayor tendencia hacia la homosexualidad hoy en día, no solo en el ballet. De mi experiencia personal, he tenido compañeros hombres que lo son y otros que no lo son.

Queda claro entonces que hombre que baila ballet no tiene que ser gay, necesariamente.

Pero me pregunto, ¿podría influir que un niño pequeño defina sus preferencias sexuales hacia la homosexualidad por ir a clases de ballet? La respuesta es no. El ballet en sí no te hace más o menos hombre, o mujer.

Pero, sin embargo sí queda la duda respecto a lo siguiente. ¿Podrían los compañeros que sí tienen tendencia a la homosexualidad influir en un niño que no tiene esa tendencia? Si se tratara de un adulto, mi respuesta sería un no rotundo (porque un hombre adulto que sabe lo que quiere no cambia por otros), pero en el caso de un niño; no lo sé, supongo que existe la posibilidad que pueda ser influenciado.

Planteo esto, debido a que considero que el prejucio del ballet de gays está en los hombres y no en las mujeres latinoamericanas. En las mujeres mas bien, existe este miedo; el temor de que sus niños puedan convetirse en homosexuales.

Y bueno, a pesar que soy amante del ballet, creo que es un temor válido. ¿Qué hacer ante ello? Una solución está en popularizar el ballet y quitarle ese velo de romanticismo que tiene. Es un arte reducido a unos pocos, pero también un deporte que requiere de mujeres y hombres con esfuerzo y dedicación.

Enlaces interesantes


El hombre en la danza. (El ballet era solo para hombres en sus inicios).

Hombres que bailan (Prejuicios en la sociedad en opinión de bailarín panameño).

Hombres en malla. La experiencia de Sasa Adamovic.

Why is ballet so gay? (Artículo sobre bailarines y coreógrafos homosexuales)

viernes, 27 de julio de 2007

No hay por qué parar


Debo confesar que he parado. Hace más de un mes que no voy a mis clases de ballet, y claro eso me molesta, pero no me queda otra (a veces uno tiene obligaciones que cumplir…)

Pero no, eso no es excusa para no hacer nada. Unos 15 minutos al día estirándonos puede hacer la diferencia entre sentir el cuerpo todo entumecido y andar a veces algo irritada, y sentirse relajada y contenta. Así que a moverse.

Estuve navegando por You Tube y encontré algunos vídeos cortos sobre ejercicios que podemos hacer en casa para no dejar que nuestra flexibilidad y fuerza retrocedan (aunque como un compañero de clase me dijo una vez: “cuando dejas de hacer clase un día, uno mismo lo nota, dejas de hacer clase dos días o más y la maestra lo nota, ¡y lo hace notar en clase”!)

Antes de empezar es importante que calentemos nuestro cuerpo: parte superior del cuerpo, hombros, brazos y piernas (movimientos graduales que prepararen nuestros músculos para los ejercicios más fuertes).

Aunque no es propiamente ballet, este ejercicio de tijeras practicado por la primera bailarina del Royal Ballet, Tamara Rojo, es una buena forma de calentar nuestras piernas (noten cómo finaliza sus ejercicios). Se requiere de una colchoneta o una alfombra o toalla, para que no nos duelan las caderas.

También encontré el plié por todos conocido pero acá presentado con variaciones de grand plié, movimiento de brazos y relevé en distintas posiciones. Muy completo. Se necesita de un apoyo que nos sirva como barra.

Cuando ya sintamos que la energía corre por todo nuestro cuerpo es momento de hacer algo más. Acá unos enlaces con una serie de vídeos cortos que muestran a un grupo de jóvenes con talento en clase de ballet: ronde de jambe a terre (ejercicio para abrir nuestras caderas), battement fondue dévelope, adagio (una excelente técnica de control), y el grand battement. Todo esto también necesita de un apoyo que nos sirva como barra.

Para terminar, si es que encontramos espacio suficiente y que no sea resbaloso, propongo unas piruetas (3 piruetas en diagonal practicadas por el mismo grupo de ballet anterior). Aunque no todos los comentarios que han recibido en You Tube son positivos, me parece que tienen mucha gracia y facilidad para girar, aún así estén en media punta y no en puntas.

Estos ejercicios pueden ser bien complementados con abdominales, que nos darán un buen soporte para todo nuestro cuerpo.

No hay excusas, debemos encontrar el tiempo para ponernos en movimiento y no dejar flojear a nuestros cuerpos, luego estoy segura, que cuerpo y mente nos lo agradecerán.

Recurso interesante

El Diccionario On Line del American Ballet Theatre (170 términos de ballet explicados mediante texto, fotografía y en algunos casos en vídeo. Indispensable). Solo en inglés.

sábado, 21 de julio de 2007

¿Para qué bailar?


Es mi primera vez en la blogósfera y estoy emocionada, tanto tal vez como cuando por primera vez fui a una clase de ballet cuando era niña.


No lo puedo evitar. Me emociona hablar de danza, y sobretodo de ballet clásico, al cual llamaré de ahora en adelante ballet (a secas).


Quiero compartir mi experiencia personal y luego entenderán de qué manera uno puede beneficiarse con la danza, y así tal vez ustedes también se pongan en movimiento (o se animen a contarme qué es lo que sienten cuando bailan).


Empiezo. Dejé de hacer ballet por más de 10 años. Era una joven recién salida de la Universidad con muchas ganas de aprender en el mundo laboral, pero con un vacío dentro. Algo me faltaba. Pensando, descubrí que necesitaba llenar mi vida con algo más que el trabajo y demás obligaciones, algo que fuera solo mío, que me hiciera sentir que estaba viva.


En un primer momento me decidí por la natación, pero eso no era lo que buscaba. Pasaron unos días sin hallar el antídoto. Recuerdo que estaba en el cuarto de la tele y algo llamó mi atención; era un libro, un libro de ballet de Alicia Alonso (es la bailarina de la foto). Recuerdo cómo las imágenes me maravillaron, mi corazón se aceleró, mis pupilas se expandieron: tenía ante mis ojos la perfección. Eso era lo que buscaba.


Se preguntarán por qué si ya antes de niña había hecho ballet me resultó tan difícil darme cuenta que eso era lo que necesitaba. Por prejuiciosa y perfeccionista. Pensaba que las clases de ballet de adultos daban pena y porque el ballet fue siempre para mi la perfección.


Ya había tomado la decisión; volvería al ballet, pero con la advertencia de que si el ballet de adultos era realmente patético, o tal vez solo yo, me retiraría. Fue hace 5 años y 9 meses (octubre del 2001) y no he parado hasta hoy, y saben qué, no pienso dejarlo hasta que mi cuerpo aguante.


¿Qué he ganado gracias al ballet? Desde esa fecha me sentí más feliz, más segura de mí misma, con más ganas de vivir. De hecho me siento saludable (y también debo reconocer que aparento algunos años menor de lo que soy). Todo esto acompaña mi vida de manera permanente (esté o no en clase de ballet), pero cuando estoy en una clase es como si ingresara a otro mundo, me olvido de las preocupaciones, me esfuerzo (y me gusta), creo que disfruto hasta cuando la maestra me grita! Ah, me olvidaba, también mejoré mi postura.


Por todo eso y mucho más: Comando danza.